Las historias de la araña

viernes, 12 de octubre de 2007


Anansi, la araña, era hijo de Nyame (dios del cielo) y de Asase Ya (diosa de la tierra) representa a la astucia era el encargado de transmitir los deseos de los hombres a su padre, y por lo general obtenía buenos resultados gracias a su inteligencia. A veces, es considerado como el creador del sol, de la luna y de las estrellas, así como quién instituyó la sucesión del día y de la noche. También se cree que él creó el primer hombre, a quien Nyame insufló la vida. Se dice que él enseñó a la humanidad cómo sembrar el grano y cómo utilizar la pala en los campos. Además de eso, era él quien traía la lluvia para apagar los incendios y controlaba las crecidas de los ríos, en verdad era un protector para los humanos.

Se cuenta que, Anansi fue a ver a Nyame, para pedirle que le vendiera la caja de historias sagradas por la que el dios es tan famoso. La respuesta de la divinidad no se hizo esperar.

_¿Qué te hace pensar que puedes acompañar mis historias?_ dijo Nyame_ se las he negado a los poderosos y tú eres insignificante.

Pero Anansi insistió hasta que Nyame puso un precio a las historias:

_Entonces tráeme a Onini, la pitón; a Osebo el leopardo; a Mmoboro, el enjambre de avispa y a Mmoatia, el espíritu_ dijo el dios, pensando que cada una de esas criaturas era imposible de atrapar.

Anansi pensó y pensó en como conseguir estas criaturas, ¿cómo triunfar en donde los otros habían perdido?, primero fue en busca de la pitón.

_Onini, mira, este tronco de seguro es más largo que tú_ le dijo mostrándole el tronco de árbol que había llevado a su madriguera.

_¡¡Eso es imposible!! mi longitud lo sobrepasa con mucho_ exclamó furiosa y, para demostrarlo, salió de su guarida.

Mientras la serpiente se medía con el árbol, Anansi la amarró al tronco utilizando unas enredaderas que había llevado con ese propósito. Ya tenía el primero de los animales que tenía que atrapar.

Osebo había sido tratado de cazar innumerables veces, se defendía de las lanzas y demás armas sin esfuerzo alguno, además, era imposible alcanzarlo. Todos los cazadores y los dioses lo habían intentado, corriendo tras él, tratando de herirlo y sin conseguir resultado. ¿Cómo le hizo para atraparlo? simple: hizo un profundo agujero, lo tapó con ramas y esperó a que Osebo pasara por ahí... ya sé que es un truco viejo, pero hasta ese entonces no se lo conocía.

Se dirigió luego hacía donde estaba Mmoboro, no podía tomar las avispas (al menos no sin ser picado por ellas), así que se sentó a pensar un rato... luego de eso, fue en busca de una calabaza, la vació y con ella volvió al lugar en donde estaba el enjambre. Y aquí Anansi empezó a echar agua encima de las avispas, tanta que ellas, pensando que llovía, buscaron refugio y ¿qué encontraron? la calabaza vacía, que es donde se dirigieron para guarecerse al tiempo que Anansi colocaba la tapa.

Ahora quedaba el espíritu, Mmoatia por lo general estaba solo, los hombres huían de él, así que siempre clamaba por un amigo. Claro, no confiaba en los dioses así que no se dejaría atrapar así como así, tenía su orgullo, por algo atraparlo era "casi imposible" según el gran Nyame. Pues bien, Anansi sabiendo esto, volvió a moldear un hombre, esta vez no de barro, sino que de brea y lo dejó cerca de Mmoatia.

Mmoatia estudió con atención este hombre, se acercó despacio y, al ver que no huía como los demás, fue a darle un abrazo, quedando atrapado por la brea.

Y así es como Anansi, llevó los animales solicitados junto a Asase Ya, como un "bonus" (Nyame la estaba buscando porque habían discutido y ella no quería saber nada de él). Nyame quedó tan impresionado que le entregó su caja de historias, las que de ese entonces pasaron a llamarse: "las historias de la araña".

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